jueves, 29 de diciembre de 2011

Chicle a la inversa

Exactamente no sabíamos qué se estaba masticando.
Tenía sus dulces momentos, y sus otros para revivirlo, que me hacían acordar a las auxiliares ''respiracion boca a boca''.
Para mi eras mas que un romance de la estación frenesí.
Pero como todo romance y toda estación, son solo un periodo y siempre acaban (y en nuestro caso si pudimos acabar).
Intensamente.
La parte del enlace y estirón de chicle , uno en cada punta .Frente a frente.Lo estirábamos alejándonos hasta que la distancia sostenida de un hilo aveces se masticaba compitiendo entre ambos por el ruido mas molesto,sonando como el ritmo del tren con la velocidad que aumentaba cada vez que el deseo y la histeria entraban en una especie de combate o juego, un poco para renovar y mover las fichas, otro poco para sacarle el sabor a fruta , que en esos comienzos los placeres eran mas que cerezas en la boca que nos hacía levitar.
Pero tampoco se podía explicar la parte del medio cuando nos expulsábamos y nos desbarrancàbamos en una libre mordedura de cuellos y caderas, terminando en el mismo caudal de sangre .
Allí nos divertìamos y nos encontrábamos nuevamente en la boca ( la Reconciliaciòn) con el chicle que se arrugaba por tantos usos, hasta casi desintegrarse, donde su tono original rosa se transformaba en blanco medio verde viejo, y cuando se llegaba a ese punto nos deteniamos y nos envolvíamos para quedarnos mas rato a desanudarnos, lo que significa estirar el viaje.
Siempre lo hacíamos cuando sabíamos que ya no había mas nada.
Sabíamos de antemano que un chicle ya gastado va a la basura , o en algún rincón pegado, o desaparece en una panza ansiosa de los amantes que siguen esperando.
La música ya no se escuchaba, pero no era el silencio lo que nos empezaba a habitar.
31 días de soles borrachos nos estaban despidiendo. Pasaban delante nuestro como marcha de hormigas en busca de vida.
Así fugaba nuestro amor, que por mas que uníamos nuestros cuerpos tendidos bajo la luz de la luna , solo nuestras ropas blancas se aclaraban.Mientras que nuestro chicle era ausente de masticar.
Entre paseos y volteretas, y antes que ''andàtes andantes'' tomamos la mejor decisión.
El resplandor de un beso final selló nuestro acuerdo, y cada uno partió hacia la búsqueda de otro chicle , o hacia algo que dure más.
Ese también fue nuestro mejor encuentro.